viernes, marzo 15

Werther...

Querido Werther:
Hoy termino de leerte, hoy cierro esas páginas que por días me llevaron a imaginar y me hicieron escapar de la realidad.
Tu vida, narrada en esas cartas que escribiste sin pensar que en un futuro llegarían a ser expuestas de tal manera, que con ello quedarías al descubierto, que tu intimidad sería violada y que el secreto a voces de ese amor tan colosal que sentías por la bella de Carlota viviría ahora en cada uno de nosotros que hemos sido parte de ello; esa vida tan gloriosa que llevaste por mucho tiempo y después ese tormento en el que te viste envuelto hasta el final de tus días me ha dejado con el alma encogida. Cómo podría detallar la profunda comprensión que sentí hacía ti, hacía tu incalculable pesadumbre, lo claro que fue ante mi todo tu dolor, el hecho de poder reconocerme en cada palabra agonizante, sentir tu historia como propia y experimentar a través de ella cada uno de los sentimientos que padeciste día a día, esa tortura que te imponías al permanecer cerca de Carlota sabiendo que jamás sería tuya, esa agonía en la que te sujetaba el ritmo de la vida, misma que en algún momento te permitió el regocijo mas grandioso que podría tener un hombre. Al termino de tu miserable existencia dejaste huella en vidas ajenas, que décadas después se siguen postrando a tus pies.
Hoy concluye la interpretación de tus palabras que han quedado marcadas en mi alma.

sábado, marzo 2

Aún trato de sonreír.

Cierro los ojos y me pregunto ¿qué ha pasado? ¿en que momento me perdí?... Me ha comido la ciudad, tu recuerdo y algo mas.
Al despertar, mis ojos se clavan en ese techo blanco que tantas historias debería contar, desde afuera proviene un dulce olor a almuerzo típico de mi madre, me pongo en pie para dejarme llevar por el agradable aroma pero al acercarme a la cocina me doy cuenta que esta sola de nuevo me he dejado engañar por ese recuerdo que a veces se vuelve tan real. Regreso a la habitación y echo un vistazo a todo lo que hay dentro, cada rincón de ese lugar me parece tan familiar y otras veces tan desconocido, vuelvo a mi lecho que ha sido confidente tanto de mis malas aventuras como de aquellas con las que aún sonrío de vez en cuando, en días como estos me cuesta demasiado salir de aquí, a lo lejos, puedo escuchar el ruido que produce el aire cada que choca con las hojas de los árboles, las conversaciones de la naturaleza y el perro que ladra mientras va corriendo detrás de las mariposas, al menos él es feliz, pienso, me decido y me levanto la ducha me espera y probablemente sea un buen día para salir a dar un paseo.
Mientras busco ese viejo vestido que solo me había puesto un par de veces encuentro un cuaderno que con el simple hecho de verlo ya me ha cambiado el semblante por completo, sucede que la mayoría de las veces que busco algo suelo dar con alguna otra cosa que pensaba haber extraviado, lo abrí al azar y encontre esto:

Intente no volver a escribir para ti, pero las ganas y el sentimiento no conocen la palabra "parar". Sigo pensando en ti cuando abro los ojos, duras todo el día paseando de extremo a extremo en ese viejo lugar.
Si supieras como ese balcón me recuerda todo lo que sucedió... Probablemente ya no soy tan buena para escribir como algún día lo fui, es por eso que no puedes entender todo lo que me falta por reconocer frente a ti.
Me he encariñado más de lo adecuado, es ahora que lamento haber forzado la situación, todo iba probablemente bien, pero yo y mi tonta desesperación acabó con ese juego de dos y me quede jugando sola, con un tablero formado por detalles vuestros, recuerdos que pertenecen al olvido, fichas que escurren palabras provenientes del alma, realmente no me es necesario ser tu todo aunque ser tu nada duela más que el mismo olvido.

Con cada palabra una lagrima brotaba desde mi alma hasta rodar por mis mejillas sin poder contenerlas ni por mas que lo intentara, llevaba meses, quizás años, escapando de su recuerdo sin darme cuenta que aunque estuviese lejos de él siempre estaría impregnado a mi, empece a hojear el cuaderno entero y hoja tras hoja encontraba textos que años atrás me habían provocado aún más llanto que el  que ahora emergía, las ganas de ese paseo se fueron esfumando cediendo el paso a la melancolía de la cual intentaba fugarme cada día, seguí leyendo hasta que en algún momento perdí el sentido, sollozar de aquella manera había logrado debilitarme lo suficiente para terminar tendida en un rincón de la habitación al lado de todo eso que una vez prometí olvidar.

Abrí los ojos y ahí estaba el cuaderno, mi madre tocaba la puerta del cuarto, las risas de mis sobrinas se escuchaban a lo lejos en la cocina y el olor, ese dulce olor, ahora era real, volví la vista a la libreta, todo había sido un sueño, todo excepto él, escribí las últimas palabras, me despedí de mis recuerdos, me puse en pie y me dispuse a desayunar, tal vez en el futuro mi sueño no tenga que ser real.

 te quiero más que nunca y más que nadie.

Te recuerdo en la obscuridad.

¿Qué ha sucedido?
Siento como si hubiese pasado una temporada en un letargo profundo, en donde probablemente te haya creado, abrir los ojos después de estar rodeada de iluminaciones cambiantes luego quedar ciega de tanta obscuridad, me cuesta reconocer donde estoy y todo aquello que me rodea, las figuras son inciertas poco tenues e irreconocible y en cada sombra se dibuja tu mas ligero rasgo.
Alcanzo a ver tu reflejo en cada esquina de este lugar, me es posible definir tu tono de voz al hablar de algo especial y aún así conociéndote tan poco me es tan fácil poderte amar.