sábado, marzo 2

Aún trato de sonreír.

Cierro los ojos y me pregunto ¿qué ha pasado? ¿en que momento me perdí?... Me ha comido la ciudad, tu recuerdo y algo mas.
Al despertar, mis ojos se clavan en ese techo blanco que tantas historias debería contar, desde afuera proviene un dulce olor a almuerzo típico de mi madre, me pongo en pie para dejarme llevar por el agradable aroma pero al acercarme a la cocina me doy cuenta que esta sola de nuevo me he dejado engañar por ese recuerdo que a veces se vuelve tan real. Regreso a la habitación y echo un vistazo a todo lo que hay dentro, cada rincón de ese lugar me parece tan familiar y otras veces tan desconocido, vuelvo a mi lecho que ha sido confidente tanto de mis malas aventuras como de aquellas con las que aún sonrío de vez en cuando, en días como estos me cuesta demasiado salir de aquí, a lo lejos, puedo escuchar el ruido que produce el aire cada que choca con las hojas de los árboles, las conversaciones de la naturaleza y el perro que ladra mientras va corriendo detrás de las mariposas, al menos él es feliz, pienso, me decido y me levanto la ducha me espera y probablemente sea un buen día para salir a dar un paseo.
Mientras busco ese viejo vestido que solo me había puesto un par de veces encuentro un cuaderno que con el simple hecho de verlo ya me ha cambiado el semblante por completo, sucede que la mayoría de las veces que busco algo suelo dar con alguna otra cosa que pensaba haber extraviado, lo abrí al azar y encontre esto:

Intente no volver a escribir para ti, pero las ganas y el sentimiento no conocen la palabra "parar". Sigo pensando en ti cuando abro los ojos, duras todo el día paseando de extremo a extremo en ese viejo lugar.
Si supieras como ese balcón me recuerda todo lo que sucedió... Probablemente ya no soy tan buena para escribir como algún día lo fui, es por eso que no puedes entender todo lo que me falta por reconocer frente a ti.
Me he encariñado más de lo adecuado, es ahora que lamento haber forzado la situación, todo iba probablemente bien, pero yo y mi tonta desesperación acabó con ese juego de dos y me quede jugando sola, con un tablero formado por detalles vuestros, recuerdos que pertenecen al olvido, fichas que escurren palabras provenientes del alma, realmente no me es necesario ser tu todo aunque ser tu nada duela más que el mismo olvido.

Con cada palabra una lagrima brotaba desde mi alma hasta rodar por mis mejillas sin poder contenerlas ni por mas que lo intentara, llevaba meses, quizás años, escapando de su recuerdo sin darme cuenta que aunque estuviese lejos de él siempre estaría impregnado a mi, empece a hojear el cuaderno entero y hoja tras hoja encontraba textos que años atrás me habían provocado aún más llanto que el  que ahora emergía, las ganas de ese paseo se fueron esfumando cediendo el paso a la melancolía de la cual intentaba fugarme cada día, seguí leyendo hasta que en algún momento perdí el sentido, sollozar de aquella manera había logrado debilitarme lo suficiente para terminar tendida en un rincón de la habitación al lado de todo eso que una vez prometí olvidar.

Abrí los ojos y ahí estaba el cuaderno, mi madre tocaba la puerta del cuarto, las risas de mis sobrinas se escuchaban a lo lejos en la cocina y el olor, ese dulce olor, ahora era real, volví la vista a la libreta, todo había sido un sueño, todo excepto él, escribí las últimas palabras, me despedí de mis recuerdos, me puse en pie y me dispuse a desayunar, tal vez en el futuro mi sueño no tenga que ser real.

 te quiero más que nunca y más que nadie.

1 comentario:

  1. Los sueños son sueños porque en el futuro pueden hacerse reales. ;-)

    Me alegra ver que actualizaste de nuevo. Besos.

    atlantis2050.blogspot.com

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